domingo, 23 de octubre de 2011

"Baby´s in Black", de Arne Bellstorf



Fan como soy de los Fab Four, era imprescindible que este cómic acabara en mis garras.  Editado por Sins Entido y con un diseño y una portada llamativos, caí rendido enseguida ante sus encantos. 
Llegué a casa y lo abrí. 
El autor alemán, Arne Bellstof, tiene un estilo entre linea clara francesa y un toque naïve, pero bajo mi punto de vista adolece de serios problemas: 
Las caras de los personajes no son identificables. Los hombres tienen casi todos la misma expresión (y mira que los miembros de The Beatles son perfectamente identificables se mire por donde se mire) pero sus rasgos no acaban de dar la talla a lo largo de las viñetas.
La historia, por todos conocida, se remonta al origen de la banda de Liverpool, sus primeros escarceos en Alemania y lo que fue el comienzo de algo que derivó en la mayor banda del pop de los años sesenta.
Pero la historia se centra -y eso me parece un acierto- en la relación entre el primer bajista Stu Sutcliffe y la fotógrafa Astrid Kirchheer. Él dejó la banda antes de que la cosa explotara, ella acabó definiendo la estética mod de John, Paul, George y tantos y tantos grupos que crecían en aquellos efervescentes momentos. Un visionaria, un chica con gusto y vista, con estilo afrancesado, con sensibilidad.
La historia es interesante, pero no llega. No sé si es el planteamiento, el ritmo o el dibujo. O quizá todo a la vez, pero la cosa no acaba de arrancar. Los golpes dramáticos -que son unos cuantos- no tienen pegada. Quien haya leído "Shout", de Philip Norman (yo lo hice hace ya mucho tiempo), conocerá la historia, y sabrá que hay verdadera miga para sacar a relucir.
¡Y mira que son adorables las caritas de las chicas que aparecen en la historia! ¡Y los trajes de los Beatles y su transformación de rockeros salvajes de Inglaterra a modernos ye-yé de una Alemania post-guerra! 
Pero no, esta vez no he sucumbido ante los aparentes encantos de una novela gráfica prometedora.
Es una cuestión de intensidad, de darle a los personajes la misma tensión que el momento les confiere.
Ay, cómo lo siento. Miau, miau.


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