domingo, 12 de agosto de 2012

"El juego de las nubes", de J. W. Goethe



Muy bien editado por Nordica Libros e ilustrado por el conocido dibujante Fernando Vicente, debo decir que este libro es mejor en su continente que en su contenido.
Con una portada que enamora, un tamaño perfecto, un tacto agradable y un autor de indiscutible calidad, uno se aboca ante semejante librito con ganas de obtener disfrute inmediato.
Pero miau miau, la cosa no arranca porque las nubes son inasibles y escurridizas, y Goethe, en su labor clinica de describirlas junto a caminos y montaña y valles de Alemania y Suiza, no engancha. Se pierde en descripciones excesivamente geográficas, demasiado técnicas, barométricas. La mañana, el mediodía, la tarde y la noche se convierten en los 4 capítulos de "El juego de las nubes", mas un "Ensayo de meteorología" ciertamente aburrido sobre los avances en el estudios relacionados con el tema en cuestión, los precursores -con Howard a la cabeza- y los distintos aparatejos para medir distintos fenómenos. Demasiado empírico, en general. ¿Dónde está el Goethe romántico, simbólico?

¿Pero esto no iba de nubes?

Por otro lado, los dibujos de Fernando Vicente no tienen ninguna relación con lo escrito por el autor de "Fausto". Y no digo que deba tenerla, pero es que despista, tanto en la cubierta como en las páginas interiores. Se incluyen también unos esbozos del propio Goethe, que no están nada mal, la verdad, y acaban explicando más de lo que Fernando de Vicente intenta con buenísima intención.
Bajo mi gatuno punto de vista, y podría decir que soy un experto en nubes (me paso todo el día admirándolas en sus distintas formas y sus maravillosas e inesperadas mutaciones), estas observaciones se quedan en el terreno de la vulgar neblina matutina de esa centroeuropa que una gato bohemio como yo -nací en Plzen, en la antigua Checoslovaquia- conoce tan y tan bien.

¿Dormirse con Goethe es posible? Es posible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario